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LA EXISTENCIA ANTES DE LA DEFINICIÓN

Según los autóctonos de las Américas los dioses nos crearon en momentos entre la diversión y el aburrimiento. Te lo imaginas? Al pie un texto más extenso sobre el tema.

Érase que los dioses venían trabajando ya hacia días y se habían cansado de tanto crear. Aún faltaba bastante para dar la tarea por concluida pero había que parar, descansar y comer algo. Kulful se dio cuenta que una vez más no se comenzaba por el principio: ¿Qué iban a comer? ¿Qué iban a beber? Si aún no habían creado ni el fuego!! Pero ya sabemos que hay dioses que se sientan a pensar como hacerlo y otros que resuelven por la via rápida. Los otros dioses crearon unos potajes y brebajes de miedo y resolvieron que eso era una fiesta. Para reafirmarlo se reían fuerte y eructaban.

 

Kulful prefirió retirarse sin decir palabra, ya había notado que los otros no tenían la paciencia necesaria para pensar. Paseaba por el mundo aun sin terminar, indefinido, los proyectos a medias y temía porque la situación se podia complicar.

 

Sintió ruido y vio un grupo de peces, hablaban entre ellos y querían aproximarse pero no sabían cómo hacerlo. Él los ayudo y les concedió la comunicación. Querían pedirle, que si era posible, que les pusiera sus nombres ya mismo, porque tenían hambre pero como aún no sabían quiénes eran no sabían qué podían comer. Kulful aparentó calma y los definió a cada uno con un nombre. Los peces apenas mostraron su agradecimiento y partieron a buscar comida. Kulful se dio cuenta que ese acto había sido como una señal de salida. Ahora todos tendrían derecho a recibir su definición. Habría una avalancha.

Aún tenía un momento, levantó la vista y miró lo que habían creado. Él entendía lo que esas masas informes iban a llegar a ser. Eran sueños aún, pero en cuanto se definieran y alcanzaran su potencial serían toda una expresión de amor. Guardó la imagen para sí, con orgullo, presintió que más de una vez buscaría reconfortarse con ese recuerdo.

Y vio llegar a los primeros, sabía que eran aliados porque recordaba el oráculo pero no se diría si solo se miraba su aspecto. Cuando los tuvo cerca sintió la amistad instalada y se sonrieron. Cuando terminaron las negociaciones estaba satisfecho. Habían sabido discutir y argumentar. Era la primera vez que siquiera escuchaba los deseos de estos proto-seres sobre cómo querían ser definidos. Y él sabía que los dejó dar el primer paso justamente por lo que su imagen trasmitía.

Así pasó la tarde definiendo futuros amigos y aliados. Hasta que comenzaron a llegar los que no estaban invitados.

El primero lo tomo de sorpresa. Se estaba preguntando en que momento habrían creado ese sombrerito cuando reconoció que esa energía era de otra piara. Y sin interrumpir el abrazo fraternal que había comenzado a darle le dijo al oído:

- Antes proclamabas la necesidad de la castidad sexual o iríamos al infierno y ahora, que proclamas?

- El miedo al cambio climático, le contestó con un guiño.

 

Por suerte llegaron más energías de la mano de la amistad, el buen ambiente no se interrumpiría por el momento.

El sonido de unos cascabeles le llamaron la atención y la vio aproximarse. Aún era una exhalación, pero para ¿Qué vendría? Para que la definiera? Qué locura! Con lo bella que era así, sólo ritmo y energía. ¿Cómo se lo diría? Por el momento se dejo embriagar de promesas e insinuaciones, ya lo resolvería más tarde.

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